1 de septiembre de 2011

Gracias



No creo en las lineas rectas. No creo en la felicidad constante y lineal, como tampoco creo que los convencionalismos puedan hacernos felices a todos por igual. 
Nos llenamos, porque previamente estábamos vacíos. Sufrimos un desengaño, porque antes confiamos en alguien. Sentimos la enfermedad, porque ayer estábamos sanos. Nos duele la soledad, si en otro tiempo tuvimos compañía.. Lloramos una perdida, porque tuvimos a alguien, y si sufrimos por amor, es porque un día amamos...
Le explicaba el otro día a una amiga, que la vida se parece al monitor que marca un cardiograma. Cada latido de vida viene definido por una subida que precede una gran bajada. Miles de subidas y bajadas que marcan nuestra existencia. Así se vive… latiendo sin parar. No hay otra forma.
En cualquier cardiograma, la linea recta, sin bajadas ni subidas, o lo que es peor, la bajada permanente y constante, significaría la muerte.
Algunas personas son lineas saltarinas, que ríen, y lloran, intentan y fracasan, aman y sufren, ganan y pierden. En definitiva viven y “laten” al ritmo que la vida les marca.
Otros en cambio son líneas planas. Instalados en una vida “convencional”, apática, monótona y carente de latidos… que ya sabemos que significa.
Gracias por hacerme ver que en cada sonrisa, hay un latido

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pequeñas sonrisas

Sonrisas más vistas